Superación personal

Mi seguridad es prioridad

Mi seguridad es prioridad

Las mujeres nos hemos sentido vulnerables la mayor parte de nuestra vida, esto no debería de ser normal, pero décadas pasadas era tan común que no había otra opción. En estos últimos años, se han tomado acciones para salvaguardar nuestra integridad y seguridad.

Desde pequeñas, se nos enseña a permanecer bien sentadas, a no salir tarde, vestirnos de una forma correcta y todo esto, para nuestra propia seguridad. Siempre debemos de estar prevenidas ante cualquier situación riesgosa.

No hay mujer por lo menos en México, que no haya sufrido algún tipo de acoso, piropo o violencia. Cuando era pequeña, salir con mi madre siempre resultaba incómodo, por el hecho de sentir cómo ella era víctima de acoso en cualquier lugar fuera de casa. Conforme fui creciendo, me di cuenta que todas las mujeres tenían una historia sobre esto. Unas más terribles que otras, pero todas compartimos el mismo miedo.

Mujer con sentimientos reprimidos.

El problema nunca ha sido como nos comportemos o vistamos, el problema es el ser mujer. La responsabilidad como padres, es cambiar estas tendencias y educar a las nuevas generaciones a base de respeto y empatía.

Según datos de la OMS, 19.2 millones de mujeres fueron sometidas en algún momento de su vida a algún tipo de intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual y aproximadamente 32.8% de las adolescentes de entre 15 y 17 años ha sufrido alguna forma de violencia sexual en el ámbito comunitario.

Todas las mujeres y las niñas están expuestas al riesgo de ser víctimas de violencia sexual. Sin embargo, la intersección de diferentes características o factores contextuales como la pobreza, etnia, discapacidad, estatus migratorio, situación de desplazamiento, entre otros, aumentan su vulnerabilidad y las condiciona a enfrentar barreras adicionales para acceder a la justicia o a servicios de apoyo.

Mujer practicando deporte.

Es importante reconocer cuando estamos en una situación de riesgo; siempre voltear a todos lados de la calle, asegurarse que nadie nos vaya siguiendo, resguardarse en un lugar seguro donde haya más gente alrededor, enviar nuestra ubicación a familia o amigos cercanos, no aceptar bebidas o alimentos de personas extrañas, siempre informar a dónde iremos o con quién estaremos.

Tal vez lleve mucho tiempo cambiar la mentalidad de toda la sociedad, pero es importante que las nuevas generaciones se preocupen por validar sus derechos, por exigir justicia, cuidarse los unos a los otros y, sobre todo, sentirse seguros.

Algo positivo que ha surgido a partir de todo esto, ha sido que las mujeres ya no se callan, ya pueden levantarse y exigir su libertad. No somos débiles, somos fuertes por naturaleza. Por eso es que, más mujeres han comenzado a practicar defensa personal.

Es importante saber que, ha sido una medida que empezó para la propia seguridad, y ha permitido la apertura para practicar artes marciales y más deportes que involucran la defensa personal. En épocas pasadas, jamás se hubiese imaginado a una mujer practicando boxeo o derribando a su oponente del doble de su fuerza o tamaño, y ahora ya es posible.

Para defensa personal, lo más recomendable es una práctica continua de deportes de combate. MMA, Box, Muay Thai, Jiu jitsu, Krav Maga, son los que más se recomiendan. Los deportes de contacto te dan la técnica correcta para golpear, derribar y/o someter a alguien, al igual que te otorgan una buena condición física y acondicionamiento.

Algo imprescindible que debemos tener en cuenta, es que el ring y la calle son dos cosas diferentes, así en cuanto a defensa personal es necesario tener conciencia que los sistemas deportivos, aunque son ideales en su práctica continua, se deben complementar con entrenamiento específico en defensa personal y/o combinar diferentes disciplinas; el box te entrena para soltar golpes, pero no para pelear en el piso, mientras que el jiu jitsu te entrena para pelear en el piso (hacer llaves o estrangulamientos) pero no te entrena para recibir o dar golpes. La disciplina más completa son las artes marciales mixtas (MMA).

Es importante saber que, ha sido una medida que empezó para la propia seguridad, y ha permitido la apertura para practicar artes marciales y más deportes que involucran la defensa personal. En épocas pasadas, jamás se hubiese imaginado a una mujer practicando boxeo o derribando a su oponente del doble de su fuerza o tamaño, y ahora ya es posible.

Para defensa personal, lo más recomendable es una práctica continua de deportes de combate. MMA, Box, Muay Thai, Jiu jitsu, Krav Maga, son los que más se recomiendan. Los deportes de contacto te dan la técnica correcta para golpear, derribar y/o someter a alguien, al igual que te otorgan una buena condición física y acondicionamiento.

En el ring.

Algo imprescindible que debemos tener en cuenta, es que el ring y la calle son dos cosas diferentes, así en cuanto a defensa personal es necesario tener conciencia que los sistemas deportivos, aunque son ideales en su práctica continua, se deben complementar con entrenamiento específico en defensa personal y/o combinar diferentes disciplinas; el box te entrena para soltar golpes, pero no para pelear en el piso, mientras que el jiu jitsu te entrena para pelear en el piso (hacer llaves o estrangulamientos) pero no te entrena para recibir o dar golpes. La disciplina más completa son las artes marciales mixtas (MMA).

Si bien, aprender un deporte de combate es ideal pues nos da condición física, fuerza, reflejos y nos prepara mentalmente para el conflicto, la defensa personal va más allá, y debe abarcar temas como la prevención y el marco legal de la legítima defensa, así como escenarios más complejos donde el conflicto no es uno a uno, donde puede existir el uso de armas o donde la intención del agresor es la privación de la libertad, todos temas en los que un peleador o entrenador únicamente de sistemas deportivos no suele estar preparado.

Al final, la defensa personal no es algo que las mujeres deberíamos estar obligadas a aprender, porque deberíamos poder vivir libremente en un mundo que nos respete. Pero la realidad es que nos enfrentamos a mucha violencia y aprender que tenemos la capacidad de responder y defendernos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Lo único que nos queda como sociedad es informarnos y entender que este tipo de situaciones que se viven a diario, no tendrían por qué pasar y, sobre todo, que las mujeres no deberíamos sentir miedo al salir o tener que tomar medidas para cuidar nuestra propia vida. Para cambiar la mentalidad de la sociedad, hay que tomar acción como padres.

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